Leopoldo Lares: La ceremonia del corcho
En España cientos de personas se dedican a la recolección de material necesario para fabricar el corcho
El corcho es uno de los elementos más comunes, importantes y característicos de las botellas de vino, las investigaciones aseveran que su presencia contribuye a mantener el licor en óptimas condiciones, esto incluye que no se deteriore y conserve su exquisito sabor, pero este artefacto que sirve de tapón es extraído de un árbol, en lo que parece más que una labor, una especie de ceremonia.
Leopoldo Lares: Los corchos perduran a pesar de los avances tecnológicos |
Al menos en España es muy famoso el trabajo que se hace sobre el alcornoque, árbol del cual se fabrica posteriormente el corcho, cuenta Leopoldo Lares. Aunque cada quién aplica su estilo para llevar a cabo esta tarea, todos los relatos coinciden en que empiezan desde bien temprano, apenas nace el sol a las 6 de la mañana, montaña arriba a buscar el preciado fruto que dará vida a una botella.
Esta práctica, sorprendentemente ha sobrevivido incluso a la tecnología y es que los avances de la sociedad intentan imponer botellas de rosca y algunos otros elementos pero las bodegas y los mismos clientes se niegan a abandonar la tradición del corcho, es por eso que los españoles suben con sus hachas y mecanismos de siempre a descorchar al alcornoque, una práctica que data de siglo XVII cuando se descubrió el valor agregado que este daba a cada bebida.
La tarea por ser en contacto con la naturaleza y teniendo como protagonista a un árbol puede que a algunos les haga pensar que es relativamente fácil, pero no es así, uno de los que realiza esta faena es José Correro, este afirma que, por ejemplo "trabajar en pendiente es muy duro, esto está muy barrancoso y hay que hacer fuerza con el hacha y las piernas para no caerse".
Leopoldo Lares: El corcho es extraído del árbol del alcornoque |
Unos veinte minutos como mínimo es el tiempo que toma extraer la corteza del alcornoque, una misión en la que no solamente trabajan adultos sino a la que también se suman niños.
Por Leopoldo Lares