«Mini» cata Vertical MXI Familia Férnandez Rivera, 2016 vs 2018
Hemos enfrentado a una «mini» cata a ciegas las añadas 2016 y 2018 de MXI el vino más moderno de Tinto Pesquera de Familia Fernandez Rivera. Descubre cual ha ganado.
Hace años, en la presentación de la nueva marca de la Familia Fernández Rivera, tuve la ocasión de catar el MXI, el vino elaborado por la tercera generación de la Familia. Así que en cuanto me hice con una botella de la recién lanzada añada 2018 aproveché e hice una «mini» vertical (a ciegas) de las dos añadas hasta la fecha: 2016 y 2018.
MXI está elaborado en la bodega Tinto Pesquera, en Pesquera del Duero. Bodega originaria del grupo y amparado bajo la DO Ribera del Duero.
En ambos casos estamos ante un 100% Tempranillo elaborado por la tercera generación de Familia Fernández Rivera. Todas mujeres: Inés Bocos Fernández, Elvira Bocos Fernández, Lucía Pascual Fernández, Ángela Pascual Fernández Y Elisa Martínez Martínez, nietas de Familia Fernández Rivera. Contando con la colaboración del enólogo de la bodega Rodrigo Pons.
Las uvas proceden de el Monte Alto de Pesquera a 900 m de altitud, en un terreno franco arenoso con orientación sur. La crianza es en una selección de barricas de Roble de diferentes tamaños y tostados medios.
El 2016 es un vino marcado como Crianza frente al 2018 que es un vino marcado como Cosecha, aunque con 14 meses de crianza en bodega. La razón de esto es no tener que encorsetarse a los tiempos de Crianza y poder tratar cada añada de la forma necesaria para obtener MXI.
«Mini» vertical a ciegas MXI 2016 vs 2018
Frente a frente ambos vinos presentan un color muy parecido: bonito color picota de capa media-alta. Presentando un poco más de intensidad y brillantez la añada 2018, probablemente derivado de su juventud. Aunque la añada 2016 aún no presenta ningún signo de «evolución».
En nariz, ambos vinos presentan una intensidad alta, con aromas propios de la barrica y fruta roja. Es en el 2018 donde notamos algo de complejidad y nos parece identificar algun aroma terciario con lo que, en nuestra cata a ciegas, confundimos ambos vinos.
En boca, es donde claramente se demuestra cual es el 2016 y el 2018 y sin ninguna duda los identificamos perfectamente. El 2016 muestra mucha más fruta, un tanino y una acidez muy equilibrada. Mientras que el 2018, aún muestra su juventud y presenta una acidez y tanino altos. Los dos años la han sentado de maravilla al 2016. Y en este momento nos decantamos por el 2016 demostrando que son vinos a los que la botella le sientan de maravilla.
Resumen
Estamos ante dos vinos muy buenos, con dominio de la fruta y la madera bien integrada. El 2016 se encuentra en un momento óptimo de consumo, mientas que el 2018 aunque ya se puede disfrutar, seguro que no le viene nada mal un poco más de botella.
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