Viñedo Adrianna, por Laura Catena



A unos 1500 msnm se ubica Adrianna, en Gualtallary, casi la niña mimada de la bodega, donde Nicolás Catena, el padre de Laura, plantó uvas Malbec en su búsqueda por climas fríos para hacer vinos más elegantes. El viñedo estaba, pero llevó años entender lo que los suelos de Adrianna les trataban de decir, entenderlos en profundidad y profesionalmente.

¿Qué significa Adrianna en tu vida? ¿Qué sentís que te dice ese terroir cuando lo ves?

LC: Adrianna significa una combinación entre el deseo y la suerte. Mi padre buscaba un lugar donde elaborar un Grand Cru Argentino. Estaba convencido que lo encontraría en un lugar frío y se animó a plantar en Gualtallary Monasterio, en una zona donde no había viñedos y donde su propio equipo le dijo que no plantara porque la uva no iba a madurar. La inspiración vino de una gran ambición, pero luego vino la suerte. El viñedo se encuentra sobre el cauce de un antiquísimo río seco con suelos calcáreos y vestigios marinos.

¿Por qué este viñedo se convirtió en el centro de estudios permanentes del Catena Institute of Wine?

LC: Adrianna es un viñedo con parcelas (que varían por su tipo de suelo y pendiente) que producen vinos muy diferentes y únicos en el mundo. Seis vinos de Adrianna han recibido 100 puntos de expertos mundiales del vino. Considero una obligación como ciudadana argentina el estudio de estas parcelas. Son parte de nuestro patrimonio nacional y debemos estudiarlas y entenderlas para poder preservarlas.

Si tuvieras que listar lo que han aprendido a partir de los estudios hechos en Adrianna, ¿cuáles dirías que fueron los descubrimientos más notables que ayudaron a mejorar cada vez más los vinos de Catena Zapata en su eterna búsqueda de excelencia?

LC: Aprendimos sobre todo que un viñedo como Adrianna requiere paciencia. Tuvimos que hacer microvinificaciones de parcelas por varias décadas para identificar los factores importantes desde el porcentaje de calcáreo, al tipo de microbios, al drenaje y a la pendiente y exposición solar. Luego tuvimos que entender el momento exacto de cosecha para cada parcela…con unas cientas de microvinificaciones más. Es y sigue siendo un proceso muy largo donde intentamos entender cómo maximizar el equilibrio de cada parcela e inclusive de cada plantita.

¿Y ahora? ¿Cuáles son las investigaciones que están llevando adelante?

LC: Acabamos de publicar en Scientific Reports, una revista de Nature, un estudio que define los terroirs del Malbec Argentino a traves de su “huella molecular”. Este estudio demuestra que el terroir, este concepto tan francés que define el “gout de terroir” o gusto del lugar existe en Mendoza al mismo nivel que en Francia. Este estudio del Catena Institute en conjunto con el CONICET es el estudio con más parcelas y más años (se hizo por tres años) que se haya publicado en el mundo. Gran orgullo nuestro que sea un estudio argentino.

En el mes de marzo celebramos mundialmente a la mujer, y, por supuesto, en el mundo del vino tu nombre siempre suena. ¿Cómo vivenciás vos desde tu trabajo el ser reconocida por la intensa labor que te llevó a mostrar el Malbec argentino al resto del mundo? ¿Cómo te sentís por ser considerada de esta manera?

LC: Hemos logrado mucho mucho con el Malbec argentino. Mendoza es un lugar único donde producir vinos únicos y añejables. Pero todavía no tenemos fuera de Sudamérica el prestigio de los grandes vinos franceses (aunque en muchos casos tenemos puntajes más altos de los grandes periodistas). No voy a parar hasta que cada restaurante Michelin y cada cava de coleccionista de vinos en el mundo tenga un sector de vinos argentinos.

Y ese reconocimiento como una referente femenina de nuestro vino: ¿cómo lo llevás como hija y como mamá?

LC: No soy muy tranquila y me gustaría serlo. Mis hijos me adoran, tal vez porque soy la típica mamá argentina que hace cualquier cosa por ellos. Mi marido se queja bastante y con razón! Pero no le tengan mucha pena porque se la pasa jugando al golf con mi total aprobación.

¿Qué recuerdos tenés de chica junto a tu padre y abuelo en la bodega y viñedos? ¿Sentís lo mismo que sentías en tu infancia hoy cuando recorrés los viñedos? ¿Tenés las mismas sensaciones?

LC: Cuando era chica me interesaban más los perros que los viñedos. Mi abuelo criaba collies y yo estaba encargada de cuidarlos. Recuerdo haber visto nacer cachorritos y es tal vez por eso que luego estudié medicina. El viñedo y la bodega eran mi casa – y creo que por eso fue facil volver. Muchas veces pienso en mi nonno Domingo Vicente que llamaban Don Domingo cuando recorro los viñedos de la familia.

¿Dónde querés que estén los vinos de la bodega en unos años? ¿Y el vino argentino?

LC: Los vinos de Catena Zapata en las cavas de todos los coleccionistas del mundo.

El vino argentino, en su propio sector, no mezclado con el vino Chileno. No porque no admire al vino chileno, pero si Francia e Italia tienen su propio sector en las vinotecas del mundo, el vino argentino también se lo merece por su calidad y diversidad. 

Fuente: http://www.aasommeliers.com.ar/novedades/n/419/Vi%C3%B1edo-Adrianna-por-Laura-Catena



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